Uno de las problemáticas que aparecen en forma recurrente en la actualidad, que es tendencia en las organizaciones y del cual ya hemos hablado en mi último podcast es sobre el miedo a fracasar, a equivocarnos o admitir nuestros error. Solemos escuchar decir entre los colegas de la oficina “no hay que tener miedo”, pero ¿qué es el miedo?
Ante todo el miedo es una emoción. Las emociones no son buenas ni malas sino que nos están hablando o queriendo mostrar algo. Aunque existen diferentes manera de reaccionar ante el miedo; paralizarnos, huir o luchar, es importante entender en primera instancia que el miedo siempre existe. Lo que cambia es nuestra percepción del miedo (nuestra manera de verlo), que nos hace enfrentarlo de una manera distinta.
En el caso que tengamos un miedo en nuestro lugar de trabajo o entorno profesional en las organizaciones, “parar la pelota” y entender que nos está queriendo decir este “miedo” a fracasar, equivocarnos, o admitir que algo puede perjudicarnos de lo que sucedió para poder procesarlo de una forma productiva.
El miedo a fracasar en el trabajo o las organizaciones.
Creemos o percibimos que no tenemos los recursos necesarios para afrontar una determinada situación. Es decir que la situación en sí o el hecho en sí no es una amenaza, sino que es nuestra percepción la que la convierte en eso.
Entonces, ¿De qué nos habla la emoción del miedo a fracasar en el trabajo?
Las preguntas y premisas entonces son…
¿Qué es lo que hay detrás del miedo a fracasar o a equivocarnos?
¿Será que tendremos miedo a que se ve afectada nuestra imagen pública?
¿Qué alguien me crea menos inteligente o perfecto?
¿Será que creo que si nos caemos económicamente no tendremos la posibilidad de recuperarnos?
¿O bien será que creemos que no podemos resignificar el fracaso como experiencia y nos va a costar emocionalmente atravesar el proceso?
Atrevernos a hacer este tipo de preguntas en el entorno laboral -y más-, nos puede dar información valiosa que no obtendremos tapando el miedo.
Y en función de estas preguntas, podemos tener más claridad de cuáles son los recursos que creemos o percibimos que no tenemos para afrontar determinadas situaciones. Tal vez incluso nos demos cuenta de que si estamos preparados, y este miedo era el reflejo de algo pasado!
Por ejemplo si creemos que si nos vá mal económicamente en nuestra organización no podremos remontar la situación, podríamos pensar en cómo estamos planificando el proyecto que queremos encarar, si tenemos plan A pero también un plan B, o bien Incluso si necesitamos adquirir algún conocimiento más para poder administrarnos mejor o generar un ahorro previo.
A veces el miedo aparece cuando nos planteamos una meta muy ambiciosa. Eso mismo es lo que nos bloquea porque creemos que es un proyecto demasiado grande para concretarlo y tenemos miedo de fracasar en el camino. Cuando logramos darnos cuenta de que esto dispara nuestro miedo, podemos generar acciones diferentes, como por ej. poner objetivos más pequeños a más corto plazo que nos permitan ir dando pequeños pasos sin perder de vista el gran sueño.
en el caso de que nos demos cuenta que creemos que no tenemos los recursos para atravesar todo el proceso emocional que implica desarrollar un proyecto y eventualmente que no funcione, primero deberíamos preguntarnos por qué podría no funcionar y después preguntarnos también ¿Hay algo que podría hacer yo para trabajar más productivamente con mis emociones? y en ese punto, es interesante entender que a muy pocos de nosotros nos han hablado de las emociones cuando eramos chicos. La mayoría no sabemos qué implica cada emoción, cómo fluir en ella y responder de una forma productiva.
Necesitamos entonces a poder dialogar sinceramente con nosotros mismos y si nos damos cuenta de que creemos que hay algún recurso que necesitamos desarrollar, nos pongamos en marcha. Pensamiento, acción y emoción están íntimamente relacionados.
Atrevernos a mirar de frente al miedo a equivocarnos o el miedo a fracasar en nuestro trabajo o profesión nos puede brindar nuevas herramientas para conocernos a nosotros mismos.
Ejercicio para trabajar el miedo al fracaso
Te invito entonces a que la próxima vez que pienses en desarrollar un nuevo proyecto en tu trabajo, comenzar un negocio o cuando quieras conversar con tu equipo de trabajo acerca de algo que no funcionó o de una decisión errónea, en lugar de que el miedo te paralice o quieras huir, te des permiso para aceptarlo, entenderlo sin juzgarte y comenzar a trabajar en generar los recursos que necesites para el desafío que tenés por delante.