El éxito de fracasar (Brando)

Brando

El éxito de fracasar

Un nuevo tipo de charlas inspiradoras hace furor entre los que buscan concretar sus ideas: aquellas en las que se relatan los fracasos. Se llaman las FuckUp Nights y buscan hacer del error, una ventaja.

Por Laura Marajofsky

Un grupo de gente congregada en torno a un orador escucha atentamente en la oscuridad. Algunos ríen, otros miran perplejos, al final todos aplauden. Los protagonistas, micrófono en mano, relatan minuciosamente la manera en que fracasaron sus respectivos negocios y proyectos. Sí, escuchaste bien. Lejos de la idea del emprendedor exitoso y más cerca de la del amigo que busca aconsejarte compartiendo sus pifiadas, los organizadores de las FuckUp Nights aprovechan estos testimonios para humanizar el fracaso, y también extraer un aprendizaje.

Es cierto que el método científico ha avanzado gracias a la valoración del error, pero lo novedoso es concebir al fracaso como plataforma de lanzamiento para otros proyectos: es a lo que apuntan las FuckUp Nights, el ciclo de charlas que lo presentan como una potencial herramienta de construcción y motivación. Este formato, como tantos otros (Pecha Kucha, TEDx), es importado: nació en México cuando cinco amigos se juntaron y descubrieron el poder liberador que tenía contar sus propios fracasos. A la siguiente reunión se fue sumando más gente que quería escuchar historias reales de negocios y proyectos que habían fallado. Desde ese entonces, se ha llevado a cabo en 148 ciudades en 53 países diferentes. A partir de este año, FuckUp Nights Buenos Aires se convirtió en un ciclo estable del Centro Cultural San Martín, que ya va por su cuarta edición y que recibe a casi 300 fuckuppers por edición, el primer miércoles de cada mes impar.

«Lo que buscamos es desmitificar la idea de que el fracaso es fatal o definitivo; queremos mostrar al fracaso como un paso más hacia el éxito -explica Hernán Schuster, su organizador-. Para eso, el foco está puesto en el aprendizaje: creemos que al escuchar historias de emprendedores y empresarios exitosos que en algún momento de su carrera han fracasado estamos ayudando a presentar una visión realista de lo que significa ser emprendedor, especialmente hoy que emprender está tan de moda». En la última edición, celebrada el mes pasado, los speakers convocados fueron Matías Botbol, de Taringa!; Kevin Kogan, de 47 Street, y Martín Parlato, de Posibl.

LA CIENCIA DEL ERROR

Los fracasos no son solo anécdotas. Desde el equipo de FuckUp se busca alimentar proyectos de investigación a partir de los casos y de los testimonios. Algunos de ellos ya están en marcha en Colombia y en México y arrojan cifras como la que asegura que el 75% de las compañías van a fracasar durante los primeros dos años de vida (momento crucial de su evolución). Y en el top five de los motivos, se enlistan la falta de ingresos suficientes para subsistir, (65%), falta de indicadores o métricas (48%), falta de un estadio de análisis (44%), mal planeamiento (44%), y, por último, problemas en la ejecución (43%).

Claro que, por fuera de las cifras, están los casos que pudieron salir de ese 75% condenado y sirven de ejemplo. Como Anita Roddick, fundadora de la conocida tienda The Body Shop, quien en sus inicios en la década del 70 tuvo diversos enfrentamientos por el nombre de su marca. O como Arianna Huffington, a quien le rechazaron 36 veces su segundo libro y hoy es uno de los nombres más importantes de las publicaciones online. No hace falta decir que la historia de Steve Jobs suele ser el ejemplo insignia.

Pero FuckUp Nights no es el único espacio desde donde se busca capitalizar el error. De la mano de nuevas corrientes de pensamiento, modelos de negocios y hasta estudios psicológicos, se empieza a resignificar el sentido de fallar. La psicóloga social Carol Dweck, de la Universidad de Stanford, a través de sus charlas Ted y de su libro Mindset: The New Psychology of Success plantea un nuevo paradigma que contempla el fracaso como parte del aprendizaje. Para eso hace hincapié en la importancia de dejar que los chicos se equivoquen. Esto, luego, repercutirá en la idea que tendremos del desafío (positiva o negativa) y de nuestras propias capacidades. Todo puede resumirse en las siguientes preguntas de Dweck: «¿Cómo vamos a criar a nuestros hijos? ¿Vamos a criar chicos obsesionados con obtener 10? ¿Que su meta principal sea aprobar un examen o conseguir validación constante?».

 

 

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