…vivir sin la presión constante de hacer todo perfecto… y, sin castigarnos por nuestros errores como si hubiéramos cometido un crimen?
…decir: “No sé”, pedir ayuda o compartir que algo no está resultando sencillo y, aun así, no creer que somos un fraude y estamos engañando a todos?
…lograr objetivos sin dudar todo el tiempo de nosotros mismos?
…hablar de nuestros logros con orgullo por el trabajo realizado, y sin creer por eso que estamos siendo engreído/as?
…exponer nuestro punto de vista en una reunión sin creer que no tenemos ningún derecho a estar allí?
~ en lugar de aceptar que los pensamientos de no estar a la altura son una verdad, no solo reconocer nuestros méritos, sino saber también que los fracasos y el miedo son parte de la vida, y no nos definen?
Es la íntima sensación que tenemos de ser un fraude y de no estar a la altura.
Creemos que el éxito y lo que hemos logrado poco tiene que ver con nuestra capacidad, sino que son consecuencia de la suerte, los aportes que otros han hecho a nuestro trabajo y la coincidencia de haber estado en el momento y lugar justos.
A pesar de todas las pruebas que podrían demostrar que somos lo suficientemente competentes, consideramos que no merecemos lo obtenido, y por ello no podemos aceptar los elogios. De hecho, nos convencemos de que ¡en cualquier momento nos van a descubrir!
Y no, no sos la única persona que se siente así.
Aproximadamente el 70% de las personas experimentan este fenómeno al menos en algún momento de su vida.