Sindrome del Impostor – Conciencia Elevada

El síndrome del impostor es esa creencia de que somos un fraude, de que el éxito que logramos o donde llegamos es mera cuestión de suerte, que no lo merecemos y que en algún momento alguien se va a dar cuenta de eso. Sentimos que no tenemos las capacidades que los demás nos atribuyen. Estamos convencidos que nuestra imagen es un engaño y que en cualquier momento eso será descubierto.
“El síndrome del impostor afecta mayormente a las mujeres y se torna perturbador al momento de querer asumir nuevas responsabilidades y desafíos para los cuales muy probablemente estamos preparadas, pero hay una voz que nos dice que no es así. Las mujeres somos más propensas a creer que no somos merecedoras de las felicitaciones cuando logramos algo. Enseguida minimizamos lo que hicimos diciendo ´no fue nada tan complicado´, aun cuando le hayamos dedicado mucho esfuerzo. ´Por suerte salió bien´ cómo si no hubiéramos trabajado mucho para que así sea o ´es mérito del equipo´. Rara vez nos atribuimos el mérito que nos corresponde, diciendo solamente ´sí, gracias, hice un gran trabajo´”, explica a Conciencia Elevada.ke Alejandra Marcote, Coach Organizacional y Speaker especializada en el aprendizaje desde errores y fracasos.
Otro dato interesante, cuenta Marcote, es que cuando cometemos errores o algún proyecto no funciona, en general las mujeres suelen cuestionarse fuertemente sus habilidades y aptitudes para hacerlo. “De hecho, cuando cierra un negocio las estadísticas dicen que los hombres vuelven a intentarlo más rápido que las mujeres ya que es más habitual que nosotras nos dediquemos a estudiar o a buscar otro trabajo porque creemos que necesitamos prepararnos nuevamente para desarrollar un proyecto, ya que solemos tener la creencia de que algo no funcionó en nosotras, de que no fuimos suficientes”.
¿Cómo superarlo?
No aplicar a becas, rechazar una oferta o no postularse a un puesto de trabajo y no animarse a cobrar un valor justo por un empleo son algunos de los ejemplos de cómo estas creencias nos afectan en la vida cotidiana.
¿De qué manera estas personas pueden salir adelante? “Si te felicitan, no le restes valor, no te sientas avergonzada sino que al contrario; aceptalo y agradece por eso. Animate a hablarlo con otros. Si contás lo que te pasó a otros, seguramente vas a descubrir que no sos la única a la que le pasa eso. Enfrentar nuestras experiencias y/o juicio de valor sobre algo o una idea con un otro con quien tengo la confianza suficiente resulta ser efectivo. Si en tu cabeza entra la duda sobre vos mismo/a, probá transformarla en una duda sobre tu idea porque ya sabemos que un proyecto puede fallar, pero eso es solamente un paso hacia lo que queremos lograr”, concluye Marcote.
✍🏻 Alejandro Gorenstein